El oficio más viejo de la historia es también el más extendido en el mundo. Aquí tienes un breve recuento de algunas curiosidades en las culturas antiguas.
ROMA
En la antigua ciudad de Roma las mujeres de la vida alegre eran tantas y tan comunes que se clasificaban en distintas categorías:
Delicatae: Damas mantenidas por los ricos. Famosae: Hijas y esposas de gente adinerada que se entregaban al sexo por puro placer.
Dorae: Prostitutas que iban siempre desnudas. Lupae: Ejercían el oficio bajo los arcos y puentes. Noctilidae: Mujeres que salían sólo por la noche. Copac: Trabajaban en tabernas y posadas.
INDIA
Las sacerdotisas hindúes mantenían relaciones sexuales con los creyentes a cambio de dinero para contribuir al mantenimiento del templo. Otro tipo de sexoservicio.
ESPAÑA
El emir Abb-el-Rahmann de Córdoba, que accedió al trono en el año 882, sólo hacía el amor con mujeres vírgenes y nunca repetía el acto sexual con la misma fémina. Por supuesto que debía pagar por sus servicios con alguna joya, vestido o comida. En el siglo XVII, algunos médicos sostenían que a los promiscuos se les ponía la nariz roja, padecían gota crónica, alopecia y, a los más viciosos, hasta les salía joroba. El método era excelente para detectar "mariposas".
ROMA
En la antigua ciudad de Roma las mujeres de la vida alegre eran tantas y tan comunes que se clasificaban en distintas categorías:
Delicatae: Damas mantenidas por los ricos. Famosae: Hijas y esposas de gente adinerada que se entregaban al sexo por puro placer.
Dorae: Prostitutas que iban siempre desnudas. Lupae: Ejercían el oficio bajo los arcos y puentes. Noctilidae: Mujeres que salían sólo por la noche. Copac: Trabajaban en tabernas y posadas.
INDIA
Las sacerdotisas hindúes mantenían relaciones sexuales con los creyentes a cambio de dinero para contribuir al mantenimiento del templo. Otro tipo de sexoservicio.
ESPAÑA
El emir Abb-el-Rahmann de Córdoba, que accedió al trono en el año 882, sólo hacía el amor con mujeres vírgenes y nunca repetía el acto sexual con la misma fémina. Por supuesto que debía pagar por sus servicios con alguna joya, vestido o comida. En el siglo XVII, algunos médicos sostenían que a los promiscuos se les ponía la nariz roja, padecían gota crónica, alopecia y, a los más viciosos, hasta les salía joroba. El método era excelente para detectar "mariposas".